En el valle de Casablanca existe una potencialidad de 78 sinergias, entre empresas asociadas a diferentes sectores industriales, de acuerdo a lo informado en taller organizado por Plataforma Industria Circular.
Con el objetivo de mostrar potenciales sinergias y explicar cómo Plataforma Industria Circular, proyecto FIC ejecutado por la Universidad de Valparaíso, puede ayudar a generarlas, se realizó el taller Sinergias y Economía Circular en la industria, enfocado en las empresas del valle de Casablanca y sus alrededores, las que forman parte de un ecosistema industrial diverso.
Patricia Martínez, directora de Plataforma Industria Circular, instó a las empresas de Casablanca a dejar de hablar de residuos y comenzar a referirse a ellos como “recursos”, sobre todo considerando que “el 68% de los residuos industriales no peligrosos que son declarados en el RETC son valorizados”, de acuerdo con el análisis realizado por la ingeniero ambiental Valentina Abello. De este porcentaje, los recursos más declarados en la zona están relacionados a heces de animales, papel y cartón, madera, tejidos animales, lodos de tratamiento, cenizas, plástico y vidrio, provenientes de diferentes sectores productivos e industriales.
Además, Abello precisó que en el valle de Casablanca existe una potencialidad de 78 sinergias, entre empresas asociadas a diferentes sectores industriales.
Casos de éxito en Casablanca
Alejandro Osses, gerente del Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables (CREAS), comentó a los asistentes que la valorización de descartes y subproductos provenientes de la industria alimentaria, es parte del día a día del CREAS. En ese sentido, expuso tres casos de innovación alimentaria a través de la valorización y reutilización de descartes alimentarios, como el uso de las brácteas (hojas) de alcachofas luego de hacer las conservas con sus fondos; la generación de conservas y productos tratados térmicamente con los descartes de ciruelas, del vino (alperujos) y golden berries de baja calidad, además de la reutilización y valorización de descartes de la industria pesquera, con los que se pueden producir harinas, chips y salsas.
Patricia Olave, fundadora y directora de Valnux, comentó que ellos buscan la transformación de “residuos” orgánicos industriales no comestibles en materiales bioactivos. “La ventaja que tienen los residuos industriales del sector agroalimentario es que hay grandes empresas especializadas y con monocultivos, donde se generan toneladas de descartes separados, por lo tanto, se simplifica mucho la gestión del tratamiento de este residuo, ya que no implica ir, por ejemplo, casa por casa buscando el residuo”, precisó.
El primer caso que presentó Patricia fue el desarrollo de un material sano, ecológico y naturalmente anti bacteriano a partir del residuo de cáscara de nuez, el que tiene el potencial de reemplazar al plástico y la madera, en la creación de productos de diseño. “Quisimos potenciar este residuo como material con propiedades anti bacteriales naturales. Así se evita el uso de químicos antibacterianos que ofrece el mercado y que ya está comprobado que son nocivos para la salud”, explicó Olave.
Actualmente, en Valnux están trabajando en un nuevo producto en base a la cáscara de avellanas españolas, que cuenta con propiedades antioxidantes, ideales para el packaging de este fruto y también están realizando proyectos colaborativos con empresas de la región que tienen una oferta de productos específicas para las que podría ser interesante el uso de este material, diseñando productos, oportunidades de negocio útiles y beneficiosas para ambas partes.
“Nuestros proyectos combinan lo mejor del mundo técnico con el mundo de los negocios”, dijo, por su parte, Germán Brito, gerente de Innovación de Sustrend, quien mostró el desarrollo de un estudio de valorización de cenizas industriales con Colbún, entre otros casos. Sustrend, empresa de la Región de Valparaíso, genera innovación como base de soluciones para la sustentabilidad, adaptación al cambio climático y la economía circular.
En este proyecto específico con Colbún se realizó un estudio tecnológico y una validación técnica para la valorización de cenizas volantes de la compañía. “A través del departamento científico, se logró validar en terreno con empresas del rubro cerámico la capacidad de estas cenizas para ser utilizadas como materia prima”, sostuvo Brito. Y otro ejemplo es el Plan de gestión de neumáticos fuera de uso, de la empresa Viña Concha y Toro, para el cual actualmente diseñan un proyecto con el fin de valorización y circularidad a estos neumáticos gestionados.
En otro ámbito, Manuel Lira, representante de Revalora Chile, fundación dedicada al reciclaje sostenible de plástico, explicó que “nuestro objetivo es la educación medioambiental, enfocado en recoger plásticos de post consumo, para transformarlo en material nuevo, ecomadera, convirtiéndolo en mobiliario sustentable, de alto impacto para la comunidad, resolviendo necesidades sociales a través de mobiliarios construidos para distintos proyectos. Nuestra obra es sinónimo de nuestra cadena de valor”.
La ecomadera o Ecotabla Revalora es un material constructivo de buen desempeño que puede reemplazar a la madera natural, ofreciendo una solución con mejores características que ésta. Además, es amigable con el medio ambiente al darle una disposición final funcional y duradera a los antes considerados desechos.
Para finalizar, José Tomás Videla, coordinador del proyecto, expuso sobre el uso de la Plataforma Industrial Circular como canal de difusión y conexión, y explicó cómo generar sinergias entre empresas de la región, a través de la herramienta Mercado Residuo@Recurso.
El taller se desarrolló como parte del proyecto FIC BIP 40004861-0, financiado con aportes del Fondo de Innovación para la Competitividad del Gobierno Regional de Valparaíso año 2017.